sábado, 23 de junio de 2007

Las brujas





Sin duda alguna, uno de los arquetipos más enigmáticos y profundos de la cultura mundial es el de las brujas. En muchas sociedades podemos encontrar la figura de la bruja como un ser con poderes sobrenaturales que es capaz de controlar los elementos naturales que la rodean, entre otras cosas. En otras, la bruja será un ser malévolo que tiene alianzas con las fuerzas del mal o del demonio. Y por último, las brujas serán vistas como mujeres sabias con la capacidad de ayudar a los hombres a través de hechizos y mágicas fórmulas.

"El origen de las brujas es con toda seguridad pagano. Dichas mujeres existían tanto en la cultura griega (con elementos inconfundibles de las bacantes que consumían drogas alucinantes y practicaban rituales con animales) como en la cultura germánica (unidas a ritos ocultistas) y hebrea (unidas a poderes sobrenaturales). Los hebreos tomaron a su vez la idea de Mesopotamia. Documentos históricos demuestran la existencia de mujeres muy preparadas en artes médicas, prácticas de abortos y dominio de venenos.

Todas las culturas tienen entre las atribuciones de las capacidades de magos, brujas o hechiceros las de transformarse en animales. Aunque la cultura popular del norte de Europa atribuye especialmente a las brujas la transformación en un gato negro. Para los indios mapuche (Chile) las Chon-chon, o brujas, son capaces de transformarse en pájaro.

Durante la Edad Media se vincula la figura de la bruja a su participación en fiestas de carácter orgiástico denominadas aquelarres (que en vasco significa "campo del chivo"). Se creía que en estos aquelarres (o sabbat) las brujas mantenían relaciones carnales con Satanás que adoptaba la figura de un macho cabrío. Estas reuniones parecen ser el residuo de los ritos femeninos griegos y romanos al dios baco y otros ritos de origen tracio. Y seguramente las denominadas brujas eran las herederas de lo que quedara de las sacerdotisas bacantes con la entrada del cristianismo. El macho cabrío parece corresponder más al dios de la fertilidad pan y los sátiros. Las reuniones en montes o cuevas de montaña al calor del fuego son típicas de los cultos de origen tracio. Despedazar animales o untarse con sangre forma parte del rito bacante.

En la Edad Media comienza la persecución de todos los ritos paganos, todo lo que no es cristiano es perseguido por su presunta vinculación con el maligno. Sin embargo, es con la Contrarreforma y con los distintos cismas protestantes cuando la persecución de la brujería se incrementa notablemente. Fue con la bula papal Summis desiderantis affectibus, del Papa Inocencio VIII el 5 de diciembre del año de 1484, con la que se legitimó la persecución de brujas, tortura y ejecución, generalmente ardiendo en la hoguera, empezando así La Inquisición a perseguir la hechicería. Es en este periodo cuando se escribe el Malleus Maleficarum (Martillo de Brujas), escrito en 1486 por los inquisidores Henry Intitoris y Jacques Sprenger, dominicos, profesores universitarios de teología en Colonia, un compendio de descripciones de tipos de brujería, cómo reconocer una bruja y los distintos métodos de tortura a aplicar. También en 1538 Pedro Ciruelo escribe su "Reprobación de las supersticiones y hechicerías". La figura histórica más famosa que fue condenada a arder en la hoguera bajo la acusación de bruja fue Juana de Arco.

En España, la Inquisición dejó de perseguirlas a raíz del proceso de las Brujas de Zugarramurdi (segunda mitad del siglo XVII), en el que los inquisidores se encontraron ante la posibilidad de tener que quemar a varios miles de mujeres si resultaban condenadas. Resolvieron la cuestión declarando que no tenían pacto con el diablo y desde entonces no se quemó a ninguna otra. "[1]

Este es en sí el significado histórico y social de las brujas, sin embargo, la bruja dentro de la literatura adquiere un carácter de tipo alquímico, es decir, detrás del personaje de la bruja se encuentran muchas verdades y significados de un conocimiento espiritual y mágico.

La bruja tiene un papel esencial en los cuentos infantiles. Un ejemplo de esto lo tenemos en los cuentos de los Hermanos Grimm y Hans Christian Andersen. En ellos, la bruja es el personaje antagónico arquetípico. Algunas brujas para recordar son la madrastra de Blancanieves que intenta asesinar a ésta con una manzana envenenada. La bruja de La Sirenita, que realiza un pacto por el cual le dota de unas piernas a cambio de su voz. La bruja malvada de La Bella Durmiente, capaz de convertirse en dragón. La bruja de la casita de chocolate de Hansel y Gretel. La Baba Yaga del folklore ruso, reflejada en el relato homónimo de Aleksandr Nikolaievich Afanasiev, una vieja bruja muy sabia que habita en una casa mágica que es capaz de caminar sobre patas de ave.

La figura de la bruja en los relatos infantiles y juveniles es mucho más que un elemento amedrentador, la bruja se convierte en un elemento atractivo, incluso para los mismos héroes del relato. Es precisamente Baba Yaga, la que posee muchas respuestas a lo que en este trabajo se intenta explicar.

"Baba Yaga, dientes de hierro, piernas huesudas. Ella se relaciona claramente con las diosas paganas de la naturaleza, más evidentemente que en los otros relatos de la cultura occidental. El término “baba”, en ruso, denota a una mujer mayor que una niña. En la tradición matrimonial histórica, en la que las niñas eran entregadas muy jóvenes, “baba” comenzaba a utilizarse a partir del momento de la pérdida de la virginidad. Por eso Baba Yaga, a pesar de su aspecto terrorífico y de su ejercicio de bruja, puede también manifestarse como protectora, con cualidades maternales. En La Hermosa Basilisa, Baba Yaga le entrega a la heroína la luz, que puede interpretarse en el relato como símbolo de la sabiduría y del crecimiento o la iluminación, aunque antes le pide que desempeñe una serie de trabajos, que Basilisa realiza con la ayuda de la muñeca que su difunta madre le entregó. Las dos figuras relacionadas con el legado maternal planean sobre la heroína aportando distintos dones. En el relato que lleva el título de la propia bruja, Baba Yaga, la madrastra envía a la heroína a casa de su hermana, que no es otra que la propia bruja, a buscar hilo y aguja, con la esperanza de que esta la devore y no regrese. En esta conjunción de parientes bastardas queda patente la relación entre madrastras y brujas, y también queda patente el triunfo de la heroína, que es el legado de la buena madre; es decir, las madres viven en las hijas y a través de la hija, la que triunfa es la figura materna. En realidad Baba Yaga es una interpretación de la Madre Tierra, o de la Madre Naturaleza, que cuando se desata puede ser terrible y destructiva, pero también desempeña funciones genéticas. Su papel más elocuente en este sentido es el de espíritu de la Fuente de las Aguas de la Vida y la Muerte. El folclore ruso, recopilado en los relatos de Afanasiev, la ubica en el bosque, viviendo en una cabaña con patas de gallina, que no sólo goza de autonomía de movimientos, sino que también observa a través de sus ojos, que son ventanas y habla a través de su boca, que es la puerta. Estos rasgos antropomorfos son la confirmación del alcance de la bruja, que todo lo sabe, todo lo ve y todo puede revelarlo. Baba Yaga no es una figura aislada, sino que dispone de una pequeña corte muy interesante desde el punto de vista simbólico. Sus dos hermanas, también Babas Yagas la convierten en una figura trinitaria; y sus sirvientes, se organizan del mismo modo en un trío que la bruja desvela en el relato La hermosa Basilisa. Tres misteriosos jinetes, Rojo, Blanco y Negro, que ella describe como su Resplandeciente Sol, su Amanecer Brillante y su Oscura Medianoche, pueden haber tenido también su transposición a otros relatos. " [2]




Así pues, con esta exposición se inicia una serie de entregas dedicadas al estudio de los símbolos existentes en los relatos populares mejor conocidos como "Cuentos de Hadas"...




**Baba Yaga**






[1] Wikipedia.org: "Brujería"


[2] RELACIONES ENTRE HEROINAS Y BRUJAS. RELATOS INFANTILES Y JUVENILES EN LA LITERATURA Y EL CINE Dra. Cristina Manzano Espinosa Profª Universidad Europea de Madrid
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