miércoles, 22 de enero de 2014

Huir

No se puede huir de la propia cabeza... no se puede huir de la propia sombra... no se puede huir del propio sueño... no se puede prescindir de la naturaleza propia... así como Edipo no pudo huir de su propia tragedia, no se puede huir de los propios límites, de la materia prima... El humo delata el incendio, la peste delata al cadáver, y los ojos delatan al culpable... No se puede huir, no se puede.... No basta cruzar el mar, ni atravesar montañas y valles, no basta esconderse, no basta desaparecer... aún en la distancia, aún a través del tiempo, ahí en la oscuridad del escondrijo, ahí aún se escucha la vocecilla que te dice al oído: Aquí sigo, aquí seguimos, aquí sigo contigo, no puedes huir de mi, debes vivir conmigo, o no vivir...
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