Unas cuantas palabras para no perder la costumbre, un minuto junto al caldero para huir del resto del mundo. Busqué hasta el cansancio la inspiración que me trajera de vuelta y para siempre a este país, pero por más que intento avanzar, la melancolía está ahí, nublando mi mente, robando mis pensamientos, alimentándose de mis sueños. Pero de cualquier forma regresé, aunque me vuelva a ir en unos minutos, porque de repente ya no podía respirar. Toda la basura que hay en mi cabeza, toda esta tristeza, esta nostalgia de lo pasado y lo más pasado, estos sueños traicioneros que me llevan una y otra vez, noche tras noche a donde ya no he de volver jamás. Por eso escapé, aunque sea solamente para vertirlo todo en el caldero e irme; porque hay ocasiones en las que el único sitio donde no me siento cansada de misma es aquí, en esta cabaña solitaria, vestida con estas ropas tan distintas, rodeada por este bosque misterioso, acompañada por las criaturas que en él habitan. Aquí y solo aquí siento que no todo lo hago mal, que soy algo más, algo único.
Ahora me iré, de vuelta al cansancio permanente, a mi niebla, a mi decidia, a mis dudas, a mi pequeñez y mis errores... Ahí donde no soy más que una persona detrás de una pantalla, mirando el abismo de un mundo lleno de injusticias, de muerte, de tristezas cotidianas, tan sólo iluminado por el cálido refugio de mis seres más amados... Sin ellos todo es vacío, no hay nada más que ellos en mi realidad... No hay ya fe, ni ilusiones, ni proyectos o metas claras, sólo ellos y la niebla... Adiós mi caldero, nos veremos pronto, cada vez más seguido; vendré a refugiarme en ti, en lo que vuelve a salir el sol.
Baba Yaga saluda al que ha venido a parar a este sitio, hogar de la bruja; adelante, extranjero. Sólo recuerda qué es lo que buscas, de dónde vienes y adónde vas...
viernes, 21 de noviembre de 2014
Junto al caldero
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